
El desarrollo económico del país en las últimas décadas, así como su integración a la Comunidad Europea, ha sentado la base de un sector financiero de mucha competencia. Las entidades han tenido –y seguirán teniendo– que descubrir su nicho, así como las necesidades específicas de sus clientes. En el caso de Bankpyme, cuyos clientes son particulares, familias, comercios y pequeñas y medianas empresas, el cuadro ofrece oportunidades renovadas de negocio. “El hecho de tener muchas pymes es una bendición muy importante”, señala Jordi Conejos, presidente de la entidad. Foto: Leandro Rodrigues.
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¿Cuáles son hoy por hoy las principales necesidades de los clientes particulares y de las pymes que acuden a las agencias de Bankpyme?
España es uno de los mercados en el que el sector financiero está más desarrollado. Por ello, hay más competencia, más ofertas de productos y los servicios son más sofisticados. Las necesidades de los clientes son básicamente una mejor rentabilidad y más oportunidades en un sector muy desarrollado y muy competitivo. Por todo ello, tenemos que ser algo más rápidos y algo mejores que la competencia. Nuestra estrategia es tener una oferta de productos propios y otra de productos creados en sociedad con otras entidades. También tenemos la obsesión de ser una banca universal, con un foco de banca personal desde el punto de vista del segmento de las pequeñas y medianas empresas, intentando hacer llegar a e este perfil de clientes productos que poco tiempo antes sólo eran accesibles para medianas y grandes fortunas.
Standard & Poor’s ha identificado, en un estudio con más de 300.000 pymes, que sólo una de cada 100 no hará frente a sus pagos en el próximo año. ¿Las empresas están aprovechando la buena condición financiera para invertir en el desarrollo del negocio?
Sí porque están buscando financiación a corto y a largo plazo para su propio desarrollo. Las pymes son fundamentalmente empresas familiares y por ello tienen una serie de dificultades de gestión, como la capacidad de financiación para crecer y una visión en algunos casos muy local. Por otra parte, eso produce una densidad empresarial tremenda, lo que es una de las claves que explican porqué España ha ido muy bien en estos últimos 20 o 30 años. Por todo ello, los pequeños y medianos empresarios no se juegan sólo una actividad empresarial, sino que también su futuro. Por tanto, es más difícil que ellos dejen de cumplir con sus obligaciones financieras hacia las entidades. La prueba es que la morosidad es muy baja, a diferencia de otros países.
El endeudamiento de las familias supone un riesgo para la economía española. ¿Hasta qué punto los bancos contribuyen a ese proceso?
Este es un debate abierto. La morosidad general y la morosidad por riesgo hipotecario son prácticamente inexistentes, o son muy pequeñas. Mientras exista una tasa de paro pequeña y una capacidad de generar empleo como ocurre en España, no deben haber demasiados riesgos. Hemos visto una caída importante de los tipos de interés en los últimos años, con una capacidad de financiar mucho más alta.
El reto para muchas
entidades es satisfacer
las necesidades y
la rentabilidad de
clientes que tienen
una capacidad de ahorro
Por otra parte, ha habido un incremento de los valores del patrimonio inmobiliario, acompañado de un alargamiento de los plazos de financiación, puesto que estar por encima de los diez años era muy infrecuente. Pese a estos factores, no hemos observado ningún riesgo de morosidad. Lo que sí es verdad que todas las entidades nos estamos fijando mucho en la capacidad de pago de los clientes y en los límites de concesión de las hipotecas para que no estén muy cercanos al 80 o 90 por ciento.
Los préstamos son un gran negocio para los bancos, ya sea por la vivienda o por el consumo. Estos productos, sin embargo, podrían representar un problema en el futuro debido al aumento de la morosidad. ¿Qué otros segmentos de negocios podrían ser mejor explorados?
Hemos entrado en una dimensión de riqueza en España que nunca la habíamos tenido. España ha dejado de ser en los últimos 30 años un país que exportaba mano de obra, transformándose en uno que importa trabajadores en número elevado. También ha pasado de ser un país con déficit de cosas muy importantes a otro que tiene una clase media con un nivel de ahorro importante. El reto para muchas entidades es satisfacer las necesidades y la rentabilidad de una parte importante y creciente de clientes que tienen una capacidad o que han hecho un ahorro en los últimos años.
Las entidades financieras españolas son consideradas las más rentables de Europa. ¿Cuáles son las razones determinantes para ello?
La competencia. El crecimiento de la economía y la entrada de España en la Unión Europea y la adaptación del país a las mejores prácticas empresariales y de gestión también han ayudado muchísimo, pero sobretodo la competencia del sector. Además tenemos que tener en cuenta que los clientes, con su capacidad de ahorro, son muy sofisticados. Por todo ello, España se ha convertido en uno de los mercados financieros más competitivos del mundo. Por eso, es muy difícil para entidades de otros países entrar en el mercado español.
¿Qué riesgos ponen en peligro la continuidad de este ciclo evolutivo?
Pocos a corto plazo. De todos modos, hay que mantener elevados los niveles de solvencia, buscar buenas rentabilidades y hacer las cosas algo mejor que ayer porque los mercados maduros exigen que estés muy atento con tu estructura de costes y que luches continuamente por una mayor eficiencia.
La reorganización del modelo de negocio de Bankpyme implicó un reajuste de las dimensiones de la entidad. ¿Los planes de expansión están congelados de momento?
Tenemos un plan de negocios que acaba este año, con lo que tendremos que tomar decisiones. Hemos cumplido el presupuesto algo mejor de lo que teníamos previsto, y este año tenemos que plantear que seguramente esto vaya por un crecimiento y por una expansión. Pero hasta este año nos fijaremos en consolidar después de haber hecho el planteamiento del nuevo modelo de negocio en el 2004. La expansión, sin embargo, será no sólo de cara a España, sino que también de cara a donde ya estamos en España.
La comisaria de Competencia, Neelie Kroes, ha advertido de la fragmentación del sector financiero europeo y de las dificultades de los consumidores y pymes para encontrar las mejores ofertas de productos. ¿El sector español estaría preparado para la competitividad de un mercado financiero comunitario efectivo?
El proceso de construcción europeo se está iniciando todavía, puesto que aún hay mucho por hacer. Desde el punto de vista del sector financiero, donde tal vez ha habido más liberalización y más información, hay varias estrategias. Algunas entidades, por ejemplo, han apostado por tener presencia europea vía adquisiciones y presencias accionariales significativas. Esto se está produciendo más de España hacia fuera, que del resto de Europa a España porque se trata de un mercado mucho más competitivo. Por todo ello, una matriz de más relaciones con otras entidades es algo que crece a cada año en el sector.