Entrevista con Senén Florensa, director del Instituto Europeo del Mediterráneo
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La inmigración se ha convertido en un tema prioritario para la política española. También instituciones como el Instituto Europeo del Mediterráneo ven en la llegada masiva de inmigrantes uno de los principales retos de la zona euromediterránea.
Leandro Rodrigues.- La inmigración supone un tema clave para el arco mediterráneo...
Senén Florensa- La inmigración que vivimos hoy día es una realidad acelerada por los procesos de globalización y que en la región mediterránea se alimenta de una insostenible diferencia económica entre sociedades del norte y del sur, que en muchos casos viven a escasos kilómetros. Debemos tener en cuenta que los 14 kilómetros del estrecho de Gibraltar median entre una diferencia de renta per cápita que se sitúa en una proporción de casi 1 a 15. Se trata de un tema muy complejo cuya dimensión debería tenerse en cuenta en prácticamente todas las políticas que se llevan a cabo tanto en los países de origen como en los de destino.
L.R.- ¿Qué está haciendo la UE para atajar este problema?
S.F.- En diciembre pasado el Consejo Europeo aprobó su Enfoque Global sobre las migraciones, que incluye cuatro niveles de diálogo (continental, regional, bilateral y de los países del Magreb) y que supone en cierta forma el planteamiento más completo de la UE frente al desafío de la inmigración. Es un paso más hacia una gestión más global del tema que debería combinar siempre, por una parte, la gestión de los flujos para atajar el poder de las mafias y garantizar la emigración regulada y segura, y por otra parte, el impulso al desarrollo de los países de origen mediante fondos de ayuda y de la implicación cada vez más importante de las diásporas en la modernización de sus países.
L.R. - ¿Qué evaluación hace del Proceso de Barcelona?
S.F. - La asociación euromediterránea nacida en Barcelona en 1995 es una iniciativa única por lo que supone de apuesta y compromiso tanto del conjunto de la UE como de los países de la ribera sur y del Próximo Oriente del Mediterráneo para trabajar hacia un Mediterráneo de paz, estabilidad y prosperidad compartida. A lo largo de sus primeros 10 años de vida ha producido importantes avances, muy destacables en países como Marruecos y Túnez, por ejemplo, los primeros que suscribieron sus acuerdos de asociación con la UE para beneficiarse de la política euromediterránea. Sin embargo, es cierto que la necesidad de acercar los estándares de estabilidad social, política y económica del norte y del sur continúa, 10 años después, siendo acuciante para encarar el futuro de la región.
L.R.- ¿Qué planes se han diseñado para el futuro próximo?
S.F.- La cumbre euromediterránea de Barcelona del pasado noviembre, que conmemoraba los 10 años del Proceso y que contó con representantes de toda la UE y todos los países socios mediterráneos, aprobó un Plan de Trabajo para los próximos cinco años. Este nuevo impulso a los trabajos euromed confirma por una parte el compromiso con el proyecto euromediterráneo y, por otra, que el Proceso de Barcelona continúa siendo la receta adecuada para construir ese escenario de futuro marcado por la paz, la estabilidad y la prosperidad en el área del Mediterráneo.
L.R.- ¿Qué papel juega España en el conjunto de las economías del arco mediterráneo?
S.F.- España tiene un papel económico importante en el Mediterráneo atendiendo al hecho que hoy día es ya una de las mayores economías del mundo, con un PIB que ha experimentado en los últimos años tasas de crecimiento anual superiores a la media de la Unión Europea o Estados Unidos, y que participa activamente en los principales organismos económicos internacionales. Su economía, que se asienta principalmente en el sector servicios (turismo, banca, telecomunicaciones), ha experimentado una importante apertura a través del comercio exterior, alrededor del 30 % del PIB, principalmente orientado a la Unión Europea. La apertura comercial también se ha complementado de forma muy destacable con inversiones directas realizadas en América Latina, que por cierto han sido bastante más importantes que las destinadas a países mediterráneos.
L.R.- ¿Cómo potenciar el intercambio económico en el área mediterránea?
S.F.- Una de las recetas impulsadas en el marco del Proceso de Barcelona es una mayor liberalización del comercio y en este sentido se inscribe la construcción progresiva de un área de librecambio euromediterránea que debería completarse en 2010. Además, la progresiva desregulación de los intercambios económicos debe progresar en paralelo a la modernización y una mayor transparencia de las instituciones y de los procesos administrativos en la mayoría de países de la ribera sur del Mediterráneo, lo que ofrecería a los empresarios, tanto autóctonos como extranjeros, mayores garantías y seguridad para poder aumentar la inversión directa en estos países.
L.R.- Aunque todavía quedarían problemas derivados de la situación política…
S.F.- Así es. Los conflictos existentes en el Mediterráneo dificultan también el desarrollo económico a nivel subregional. Así, el conflicto palestino-israelí lastra desde hace tiempo la economía en Oriente Próximo, mientras el contencioso entre Argelia y Marruecos por el Sáhara ha bloqueado durante demasiado tiempo la activación de una estrategia regional de desarrollo económico del Norte de África.
L.R.- Los países del Mediterráneo son de los que atraen más turistas del mundo, lo que genera deformaciones como la especulación inmobiliaria en la costa de España y Marruecos. ¿Cómo estimular el desarrollo del sector y la generación de beneficios económicos sin descuidar la preservación del entorno natural?
S.F.- Efectivamente, el Mediterráneo es el principal destino turístico del mundo, con más de 230 millones de turistas internacionales anuales, y su atracción sigue creciendo. Se concentra especialmente en los países europeos mediterráneos y en Turquía, Túnez, Egipto y también Marruecos, que está potenciando mucho su sector. El turismo es un factor clave para la actividad económica y el desarrollo de muchos de estos países, pero ello ha conllevado fenómenos indeseados de modificación y urbanización descontrolada del litoral y a la construcción intensiva en zonas turísticas.
Creo que, por una parte, debería haber un trabajo conjunto de administraciones públicas y la iniciativa privada para aplicar modelos de desarrollo sostenible. Por otro lado, el turismo de sol y playa debería complementarse con una oferta más amplia de nuevas tendencias y productos, en especial, el turismo cultural.
L.R.- ¿Cómo evalúa las oportunidades de negocios para las empresas españolas en el Mediterráneo?
S.F.- España tiene una posición inmejorable para apostar con mayor impulso por esta zona, especialmente en el Magreb, tanto por una cuestión de proximidad geográfica como por el enorme potencial de mercado, tanto de fuerza laboral como de consumidores, que tienen estos países. De hecho, los empresarios españoles ya están desarrollando importantes estrategias en países como Marruecos o Túnez. Sin embargo, como apuntaba antes, la ribera sur del Mediterráneo debe adecuar sus estructuras institucionales y sus reglamentaciones para ofrecer un marco de garantías y seguridad jurídica que le permita atraer mayores flujos de inversión directa.
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