Gazprom es un brazo del Estado ruso. La estatal domina el 60% de las reservas nacionales de gas y el 16% de las mundiales. Cada día avanza diligente sobre nuevos mercados internacionales, siempre según instrucciones recibidas desde el Ejecutivo. Y pese a todo su poder, el gigante de la energía es vulnerable.
After the Bell (ATB)
El intento de nacionalizar el petróleo no es una excepción venezolana. Rusia amenaza con hacer lo mismo. El Ministerio de Recursos Naturales del país acusa al consorcio internacional Sakhalin Energy, compuesto por el grupo anglo-holandés Royal Dutch-Shell (un 55 por ciento) y las compañías japonesas Mitsui (un 25 por ciento) y Mitsubishi (un 20 por ciento), de no cumplir con las reglas de seguridad ambiental del proyecto Sajalin II, considerado la mayor iniciativa privada del sector energético mundial, con inversiones de 20.000 millones de dólares (cerca de 16.660 millones de euros). El consocio, tras haber concluido el 80 por ciento del proyecto, ve con incertidumbre la continuidad de las actividades en el país. Eso porque la seguridad jurídica se ha roto, con lo que los negocios están bajo riesgo.
El medio ambiente, en este caso, no es lo que de hecho preocupa a las autoridades rusas. Desde el Kremlin, la intención es que la compañía Gazprom, una estatal con el control del 16 por ciento de las reservas mundiales de gas, participe también de Sakhalin Energy. “Gazprom es el Estado dentro del Estado. Se trata de una compañía nacional, es decir, la compañía que realiza ciertas funciones adicionales a nombre del Estado, y consigue recompensas por ello. Tiene una posición única en Rusia: aporta cerca del 8 por ciento del Producto Interior Bruto (PIB), el 85 por ciento de la producción y el 60 por ciento de las reservas del gas de Rusia. También tiene un gran poder de lobby, señala a ATB Nina Poussenkova, del Centro Carnegie de Moscú.
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domingo, 1 de octubre de 2006
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